ACERCA DEL CAMBIO DE HORA

Una vez más esta semana nos roban el tiempo.

Es sabido que el capitalismo es un modo de producción basado en ello: el robo del tiempo (su beneficio radica en el tiempo que nos retienen trabajando y que no es pagado). Pero es que además hoy se permite el lujo de enseñorearse del tiempo natural, astronómico, mostrándonos con ello su dominio y opresión sobre el conjunto social.

Llevo extrañándome en los últimos años cómo una parte de la izquierda europea (y de la población en general) se ha mostrado tan indignada por el control social que ha supuesto la gestión de la llamada “pandemia del covid”, pero sea tan tremendamente indiferente al terrible e injustificado juego sobre nuestras vidas que los Estados realizan cada año. El acondicionamiento y la sensibilidad a la paulatina progresión de la luz solar que los seres vivos mantenemos con el desplazamiento terrestre, son de golpe trastocados por una medida arbitraria de adelantamiento de una hora. En el caso concreto del patético Reino de España, y respondiendo todavía a una decisión franquista para alinearnos con la Alemania nazi, nos conduce a que en buena parte del verano no anochezca antes de las 22:30, las 23 horas si nos vamos a una nación como Galiza, asegurándonos tardes de sol y calor insufribles e interminables, problemas para que la infancia pueda dormir adecuadamente, además de los mútiples inconvenientes para nuestra salud y el trastorno al conjunto de la vida animal vinculada directamente a la especie humana. Todo lo cual se acentúa con el estrés climático que de forma creciente padecemos cada año.

Hoy, día del agua, y ante el cada vez menor régimen de lluvias, todavía se alegran nuestros telediarios y opiniones callejeras del “buen tiempo” que hace en invierno (con casi 30º en febrero), y se celebran noticias como la extensión del regadío por territorios desolados y casi desérticos.

La subordinación, la sumisión, la aceptación resignada y acrítica de medidas como estas forman parte también del Dominio y del Poder del Capital, de su hegemonía cultural.

En fin, por si sirviera de algo, dejo enlace aquí a un artículo que hace ya algunos años escribí al respecto:  Cambio de hora. Robo al tiempo – Otras miradas (publico.es)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *